jueves, 20 de agosto de 2009

Analisis de la Competitividad como elemento de sostenibilidad y eficiencia de las cooperativas agricolas

La competitividad se ha definido como la posibilidad de mantener una cuota de mercado, tanto en sector interno como en el externo con un nivel de beneficio dado. En la última década este concepto ha sido aplicado a los diferentes sectores económicos. Particularmente en el sector agrícola este enfoque pretende aumentar la productividad de los cultivos, mejorar el nivel de vida de los productores, entre otros objetivos. Por intermedio de las cooperativas agrícolas, organizaciones que nacen como una iniciativa de los productores para dar respuestas a necesidades que la lógica del mercado no resuelve, se pretende incrementar el rendimiento de esta actividad y mejorar el
nivel de vida rural en cualquiera de sus aspectos. En este sentido, el presente artículo tiene como propósito analizar las capacidades competitivas de las cooperativas agrícolas como elemento de sostenibilidad dentro de las políticas de desarrollo de la región, que deben contemplar el perfeccionamiento de estrategias de mercado y comercio, políticas de financiamiento, tecnología
e investigación, con la finalidad de eliminar obstáculos que inhiban el potencial competitivo, así como incentivar la productividad y reconversión agrícola en la estrategia competitiva externa.

Toda organización enfrenta innumerables desafíos. El ambiente altamente competitivo caracterizado por situaciones producto de la globalización y el deseo de permanecer y/o ganar nuevos mercados, les exige optimizar procesos, desarrollar tecnologías, mejorar estrategias de mercado y posicionamiento, así como contar con buenos sistemas de financiamiento y poseer recursos humanos calificados. Evidentemente, que de este entorno no escapan las asociaciones cooperativas, ya que éstas con la apertura económica, innovación tecnológica y concentración empresarial, deben adecuarse a las condiciones exigidas por el mercado para mantenerse.

Particularmente en el sector agrícola, las cooperativas abren oportunidades de mercado a los productores más pequeños en la medida que eleven su nivel técnico empresarial, se capaciten en asuntos relacionados con la administración de empresas, apliquen el modelo cooperativo, e incorporen elementos que son propios de su naturaleza y, asimismo, promuevan el desarrollo de la competitividad mediante una gestión con visión estratégica. Por m edio de sus miembros y de sus actividades, las cooperativas deben
relacionarse con regiones determinadas. Por tal razón, se pretende hacer una valoración de las cooperativas desde el enfoque de la competitividad, definida como la capacidad de los productores, de determinada localidad, región o país, para producir de acuerdo a los estándares de calidad que establece el mercado,
en el momento adecuado, los volúmenes exigidos y a bajos costos.
Dentro del contexto de la economía social, las cooperativas son empresas que han surgido como una alternativa para solventar algunos problemas de carácter social (pobreza, desigualdad, desempleo, entre otros). Para la
Alianza Cooperativa Internacional (ACI, 1995:38) la cooperativa se define como “una asociación de personas que se han unido voluntariamente para
hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada”. En este concepto resaltan dos aspectos fundamentales; por una parte, es una asociación de personas que se rigen por principios solidarios y, al mismo tiempo, es una empresa incluida en un mercado altamente competitivo. El desafío consiste, sin duda, en cómo preservar los valores de la solidaridad y la cooperación en la dinámica de
una acción fuertemente competitiva, propia de la actual sociedad post-industrial que tiene como paradigmas la competitividad y la eficiencia. En el plano agrícola, las cooperativas nacen como una iniciativa de los productores para dar respuestas a necesidades que la lógica del mercado no resuelve. Dentro de sus actividades se encuentran: la compra, venta, distribución, transformación de bienes, productos y servicios relacionados con la agricultura, su objetivo es la obtención de un mayor rendimiento de esta actividad y mejorar el nivel de vida rural integralmente. Como organización, representan un mecanismo institucional para insertar a los pequeños productores en la economía nacional, pues facilitan el intercambio de bienes
y servicios entre los sectores tradicionales y otros subsectores de la economía permitiendo que estos se beneficien con la transferencia de tecnología.

En Venezuela, las primeras cooperativas agrícolas aparecen a finales de la década de los sesenta impulsadas por agentes externos al sistema económico (iglesia, organismos gubernamentales, agencias internacionales) que buscaban mejorar condiciones de vida de los agricultores. Según Bastidas (2003), hasta
la década de los setenta, la evolución de las cooperativas agrícolas fue lenta, funcionaban 20 cooperativas agrícolas que agrupaban a 7.346 miembros, tendencia que se ha ido incrementando en las últimas décadas.

Es importante señalar que en Venezuela aún no se cuenta con estadísticas unificadas y sólidas que sirvan de referencia para abordar la investigación reciente del cooperativismo, sólo se dispone de cifras proporcionadas por los
organismos y autoridades correspondientes. Sin embargo, a pesar del incremento en la creación de este tipo de empresa, son evidentes los problemas comunes que enfrentan los productores agrícolas en el mercado, tales como:
la compra de insumos (semillas, plaguicidas, abonos) necesarios para los cultivos agrícolas, con el propósito de conseguir mejores precios mediante una demanda concentrada que refuerce la capacidad de negociación con los proveedores; la creación de mecanismos de crédito que permitan financiar tanto las inversiones de la propia cooperativa comolas necesidades de las explotaciones de los socios; la planificación de sus producciones; el mejoramiento en la comercialización de sus productos para ofrecer al consumidor garantía y transparencia en su proceso; la construcción de
acueductos, sistemas de riego, entre otros. Para reforzar lo expresado, en lo que se refiere a la infraestructura vial de las zonas agrícolas, investigaciones en el área han demostrado que la red principal que conecta a las zonas de producción con las grandes ciudades de consumo se encuentra en condiciones
accesibles. No obstante, la red secundaria presenta graves deterioros. Los productores manifiestan que las vías de penetración que vincula este eje con las aldeas se encuentran en muy mal estado; algunas intransitables y se han
convertido en simples caminos de tierra; por lo que el productor agrícola, por lo general, se encuentra aislado. Las malas condiciones de la red vial secundaria generan efectos negativos sobre los costos de transacción (fletes) y
contribuye a hacer más difíciles las condiciones en que las cooperativas puedan comercializar su producción.

Es importante señalar, que además del respaldo nacional que reciben las cooperativas por parte del Estado, existen organismos internacionales que apoyan y fortalecen estas asociaciones a nivel mundial, entre ellas: la Organización Internacional del Trabajo (OIT); La Alianza Cooperativa Internacional (ICA); la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO); el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU), entre otros. Particularmente la FAO (2001), apoya a las cooperativas agrícolas con un programa de mejoramiento de la competitividad comercial mediante el aumento de la eficiencia
económica.

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